
- la pérdida de la comunicación,
- el cambio rotundo de hábitos,
- inversión de horarios,
- fracaso escolar o laboral,
- gastos desmesurados,
- relaciones con personas desconocidas,
- desmotivación
- o cambios físicos como la disminución excesiva de peso.
Por todas partes escuchamos hablar de la importancia de la prevención. En el libro "¡Socorro!, mi hijo se droga", Llabrés aconseja:
- realizar actividades deportivas,
- buscar metas,
- conocer las expectativas de los hijos,
- confiar en sus capacidades,
- valorar sus logros,
- compartir responsabilidades,
- conocer a los amigos de los hijos y sus familias, entre otras actitudes enumeradas por el autor.
Juan Pablo Berra, fundador y director de la Academia Aprender a Vivir, recuerda la etimología de la palabra: a-dicto, lo no dicho, y sobre esta premisa ha iniciado talleres de prevención en escuelas, trabajando con padres, docentes y chicos.
Berra sostiene que existen tres niveles de negación en la familia de la persona con adicción. Un primer nivel donde "lo que pasa no pasa", cuando los padres no pueden darse cuenta de que existe el problema; un segundo nivel donde "lo que pasa, pasa, pero no es importante" amparado con frases como "les pasa a todos", y una tercera instancia donde "lo que pasa, pasa, es importante pero yo no puedo hacer nada".
Berra explica que esta última forma de negación se manifiesta como "yo me ocupo de mi familia lo mejor que puedo y el resto que pase lo que pase" o bien descargando toda la responsabilidad en un especialista "lo cual es una retirada del papel del padre, ante los problemas que se van manifestando en el chico. Quince especialistas juntos no van a poder modificar lo prioritario que es la comunicación en la familia".
Espeche afirma que "los chicos que se sienten respetados y queridos tienen muchísimos más anticuerpos para las adicciones. Es muy importante que los padres miren a los ojos a los hijos para eso también se tienen que mirar a sí mismos. Acercarse no desde el miedo sino desde el amor". Interrogado sobre el tema recuerda la importancia de "no demonizar a padres ni a hijos, de la lejanía por el exceso de trabajo o la valoración superlativa de los bienes de consumo son víctimas tanto padres como hijos. Que los padres puedan tener un juicio crítico es muy importante para que los chicos no reproduzcan esto marginalmente, a través del consumo".
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